Hoy ha sido una sesión algo complicada, fallaba el sonido de la pizarra digital, la conexión iba lenta, cuando iba, y no se ha podido seguir un orden más o menos razonable. A pesar de todo, el interés de las profesoras y profesores del curso ha podido con esto. En definitiva, el caos ha provocado colaboración, imaginación, flexibilidad para adaptarnos a las circunstancias, alternativas. Si lo ideal es que todo funcione bien, de manera ordenada y sin problemas, la realidad es bien distinta y a esa es a la que nos enfrentamos en el aula día a día. Por eso, lo mismo que se afirma que el conflicto es positivo, el desconcierto, o el caos, también puede ayudarnos a superar adversidades. O, al menos, eso pienso yo. ¿Seré, como siempre, demasiado positivo?
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